La escuela inclusiva pretende superar las limitaciones de
los modelos comprensivos e integradores con actuaciones de éxito fundamentadas
en el aprendizaje dialógico.
La comunidad educativa puede construir mediante metodologías basadas en la interacción, la participación y la toma de decisiones una escuela transformadora, para todos,
plural, igualitaria, justa y democrática.
La diversidad es vista como un valor positivo que enriquece
a todos. La identidad personal se construye no haciendo de la diferencia una
desigualdad. Se va formando una cultura heterogénea compartida que se
consensuada desde el diálogo colectivo.
Se parte del análisis de la realidad, se hacen propuestas de
cambio, se facilitan procesos de autoevaluación, se hacen propuestas acción
para traerlas a la práctica, colaborando, reflexionando y aprenden.
Las dificultades más significativas son la falta de formación, la resistencia al cambio ante la incertidumbre y impulsar la participación de las familias.
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